Protección Especial
A 18 miembros
de la familia Delphnidae (delfines y orcas)
A 2 de la familia Keogidae (Cachalotes)
2 de
la familia Phocoenidae (Marsopas) entre ellos la vaquita marina
5 de
la familia Zifinidae (ballenas picudas)
Prácticamente todas estas familias están bajo
protección especial, porque la gran mayoría de las especies de cetáceos usan las aguas
mexicanas como lugar de procreación. Casi todas las especies, además, han sufrido
cacerías intensivas, en su mayoría fuera de las aguas mexicanas y tienen bajas tasas
reproductivas. Estos estatus de protección corresponden frecuentemente a acuerdos
internacionales. Un caso especial son los delfines y las marsopas, como la vaquita marina,
frecuentemente atrapados en redes de pescadores en las que perecen por asfixia.
Los pinípedos (focas y lobos marinos)
habitan sobre todo en las costas de la
península de Baja california, ven afectadas sus poblaciones por diferentes causas, como
son la destrucción de sus hábitats, pues muchas de las playas se están transformado
rápidamente en destinos turísticos, o bien se ven influenciados por éstos, por lo que
los animales ya no encuentran en esas playas sitios a salvo para la procreación. La
contaminación de los mares y las malas prácticas de pesca también son factores para
la desaparición de estas especies. Dos miembros de la familia Otaridae, el lobo marino
de california y la foca de Guadalupe, aparecen en la Norma, el primero bajo protección
especial y el segundo, en peligro. La familia Phocidae, del elefante marino (Mirounga
angustirostris), aparece como amenazada; la foca común (Phoca vitulina), está bajo protección especial, y la foca monje del Caribe (Monachus tropicales), aparece como
extirpada del medio silvestre.
Jaguar (Panthera onca) esta especie de origen tropical ha sido
reconocida como el más poderoso de los depredadoresComo en el caso de muchos otros felinos, no se conoce realmente la situación real del
estado de conservación de esta especie, entre otras causas porque, como todos los
felinos americanos, es solitario y tiene hábitos nocturnos, además de ser sigiloso por
naturaleza. Gracias a esto prácticamente se conocen los ejemplares que interactúan
con el hombre, desgraciadamente casi siempre de manera negativa. Si bien el jaguar
fue cazado extensivamente por su piel, las fuertes regulaciones tanto nacionales como internacionales, acerca del comercio de pieles, han tenido un impacto positivo en la
disminución de la caza furtiva. Sin embargo, la cacería ilegal aún se presenta pretextando
la depredación que causan o pueden causar sobre el ganado.
El Puma (Felis concolor) es un felino que habita en los bosques del norte del país, de
donde es originario, y ha migrado hasta el sur del continente. Siendo la única especie, la
falta de hábitat ha hecho que las pequeñas poblaciones que aún existen emigren hacia
hábitats más tropicales. Su situación es quizá más desconocida que la del Jaguar. Es la
única especie de los felinos que no aparece en la norma oficial bajo ninguna condición
de riesgo. Para la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza, esta especie es
considerada como de “ultima preocupación” (least concern), lo que quiere decir que no se
encuentra en grave situación de conservación, debido principalmente a su amplio rango
de distribución, aunque es importante hacer un seguimiento de sus poblaciones.
El jaguarundi (Herpailurus jaguarundi) es la especie que se
encuentra en mayor peligro de extinción. Es reconocida como amenazada, a pesar de
que como especie tiene una distribución que abarca el sur de estados Unidos (Texas,
Arizona y Florida) y llega hasta el sur del continente. Por ser de tamaño pequeño su
alimentación se restrinje a vertebrados chicos, y debido a sus hábitos de vida al interior
de las selvas húmedas, es poca su interacción con el ser humano.
Los dos pequeños gatos manchados: el magray (Leopardos weddii) y el ocelote (Leopardus
pardalis), están en la característica de en peligro. Estos animales, que no rebasan los
10 kg de peso, viven en las zonas selváticas, desde el sur del país hasta sudamerica.
Son perseguidos por sus pieles, aunque, como en el caso del jaguar, este comercio ha
disminuido. Al igual que los otros gatos, sus hábitos nocturnos y su hábitat al interior
de las selvas hacen muy complicado dar un reporte confiable de la condición de sus
poblaciones (Ceballos y Oliva, 2005)
El lince o gato montés (Lynx rufus) no aparece en la lista de la Norma ofical Mexicana. Su
presencia en México suele ser confundida con los gatos ferales, gatos domésticos que por
su tamaño y coloración abandonan el entorno humano para convertirse en silvestres. De
ahí que existan pocos reportes sobre la especie, a pesar de no encontrarse “oficialmente”
en peligro. Debido a la disminución de su hábitat natural y la presencia misma de gatos
domésticos con los que esta especie puede entrecruzarse, en algún momento puede
desaparecer.
En México alguna vez
habitaron las dos especies de grandes Ursidos Americanos: el Grisli (Ursus arctos) y el
Oso Negro (Ursus americanus). El primero aparece en la NOM-059 con el estatus de
extirpado del medio natural. En México no se conoce la presencia de esta especie desde
los años sesenta del siglo XX (animalesextinción. es). La subespecie que habitaba en
nuestro país era el Ursos arctos nelsoni, cuyas descripciones indican que era enorme,
pues alcanzaba hasta 1.90 m de alto, parado en dos patas, y más de 300 kg de peso.
La principal razón de su desaparición fue la cacería indiscriminada, aunada a su bajo
potencial reproductivo. Por ser un carnívoro cazador se le atribuyó la destrucción de ganado en el norte de Mexico.
Cánidos
La familia de los cánidos es la tercera de los grandes depredadores. Cervantes et al.
reconocen cuatro especies de esta familia: el coyote (Canis latrans) y la zorra gris
(Urocyon cineroargentatus) no están considerados en peligro por la NOM-059-2001. Son
especies muy adaptables y esquivas, con altos potenciales reproductivos y omnívoros,
por lo que pueden comer prácticamente lo que sea. Dos especies más de la familia cánide
sí aparecen en la Norma: la zorra del desierto (Vulpes velox), de la cual se reportan 6
subespecies, todas bajo el criterio de amenazadas. Su distribución reducida, tamaño
pequeño y hábitat específico, hacen que esta especie esté en peligro de extinción.
El
lobo mexicano es el último de los grandes carnívoros que está considerado por la NOM-
059 como extirpado del medio natural. Los últimos ejemplares de que se tenga evidencia
científica, fueron capturados a finales de la década de los setenta en Durango y Chihuaha.
Desde entonces los escasos reportes de aullidos o avistamientos no han podido ser
comprobados.
Esta especie, quizá la más carismática de todos los mamíferos, tiene una subespecie
prácticamente exclusiva de México: el lobo mexicano (Canis lupus baileyi), que se
encuentra en estado de conservación. Actualmente la SEMARNAT (2009) la tiene como
una de las especies prioritarias para la conservación. Tiene un plan piloto para reintroducir
un número limitado de ejemplares en el noroeste del país, en las zonas altas de la Sierra
Madre Occidental, que permita recrear uno de los ecosistemas de esta zona del país.
El lobo, como ninguna otra especie de mamífero, fue perseguido, cazado, envenenado y
exterminado en México, principalmente por la depredación que causó esta muy adaptable
especie sobre el ganado ovino, vacuno y caballar, además de ser la causante, como se
le atribuyó, de la diseminación de la rabia entre los perros domésticos (González et al.
2004). Los esfuerzos por su recuperación se vuelven todavía más importantes ante el
cambio de actitud para reconocer que su desaparición, como la de cualquier otra especie,
es una pérdida irremediable, mientras que los programas para recuperar ésta se hacen
necesarios.
El ejemplo del lobo mexicano puede ser seguido para otras especies como el oso y el
jaguar, que si bien sus poblaciones no se han reducido tanto como las del lobo, sí han
visto mermadas las áreas en las que antes era común observarlos.
Conclusion
En general, debido a lo complicada que es la conservación de los mamíferos en México
en los albores del siglo XXI; el incremento en la población humana, y la destrucción
intensiva de las zonas naturales, en gran media por problemas de corrupción y la falta
de compromiso con la naturaleza, se reducen cada vez más los hábitats en que viven
los mamíferos silvestres grandes y pequeños. Si bien el cambio de actitud mostrado
por algunas autoridades y la existencia de leyes e instrumentos jurídicos cada vez más
estrictos, permiten albergar la esperanza de que muchas de las especies encontrarán
refugio para estar a salvo y sobrevir, es claro que solamente a través de la educación
ambiental de la población; la generación de opciones productivas como el ecoturismo, y
los aprovechamientos sostenibles, se encontrarán estos sitios de manera más sencilla.
Los mamíferos siempre serán una parte importante en la ecología de los ecosistemas que
habitan, pero por su cercanía biológica con el ser humano también serán un importante
atractivo para fomentar actividades de interes ambiental, basadas en la observación, la
escucha y la interacción con estos maravillos animales.
Fuente:Revista Digital Universitaria
1 de enero 2011 • Volumen 12 Número 1 • ISSN: 1067-6079
Mamíferos Mexicanos en
Peligro de Extinción
Miguel Ángel Armella Villalpando
Profesor titular del departamento de Biología en la UAM-Iztapalapa
Ma. de Lourdes Yáñez López Profesora titular del departamento de Biotecnología en la UAMIztapalapa
http://www.revista.unam.mx/vol.12/num1/art03/art03.pdf
Un chiste...
Pero la extinción no es ningún chiste.....ve los siguientes datos con la vida animal no se juega...
Excelente trabajo Lluviestia... =)
ResponderEliminarGracias Claudia n_n
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